miércoles, noviembre 01, 2006

Pollo con almendras

El otro día cené en un restaurante asiático. Nótese que he escrito asiático, y no chino.
Ambos se diferencian, principalmente en la factura. Un restaurante chino deja de ser un chino cuando pagas más de veinte euros por cubierto. La decoración es más estilosa, saliéndose de lo que esperas encontrar en el típico chino, El Dragón Rojo.

El Dragón Rojo, (también puede llamarse La Gran Muralla), es la tasca oriental por excelencia. El equivalente a nuestro Bar Pepe. En Pepe´s despachan cafés y tortillas, y en el dragón rollitos y pollo frito. Al entrar en el bareto medio español, te invade un olor a café con leche o fritanga característico. En el chino medio no es el olfato, sino el gusto el que sale perjudicado. Y aquí quería llegar, queridos amigos. El postulado al que he llegado después de muchos experimentos, indigestiones y explosiones estomacales es: Toda la comida en un restaurante chino sabe a pollo con almendras.

Admítelo, los hechos lo demuestran. Prueba el próximo día el arroz con verduras, y me lo cuentas. ¿Cómo? ¿No sabías que las almendras son verduras? Mala suerte. Haberte decidido por el pato, que, sospechosamente, se parece mucho al pollo. Con almendras, naturalmente. Mi teoría es que los chinos utilizan la cadena de palabras “con almendras” para designar cualquier cosa, desde el cerdo agridulce hasta la sopa de pescado. Las bolitas de cerdo darían para una columna entera. Por ahora simplemente especulemos con la parte del cerdo de la que están hechas. ¿Qué parte del cerdo, o desecho producido por él, tiene forma de bolita? Enhorabuena, acabas de descubrir por qué tienen que quitarle el sabor original con una salsa dulce.

El espectáculo de un chino no es solo gastronómico. Mira a la mesa de al lado, y verás un tipo intentando comer con palillos delante de su ligue, dándoselas de entendido y pasando más hambre que Carpanta comiendo arroz grano a grano. Al cabo pasa a la ternera con gambas, y agarra un tenedor para saciar un estómago en rebeldía. El chico ha pedido sushi, y ella no se atreve a hincarle el diente. El por su parte está pensando en el shishi de ella, al salir del restaurante.

Teniendo lo anterior en cuenta, y sabiendo que me iban a clavar con la cuenta, yo pedí el plato 67, Pavo al lemon grass. Una traducción literal sugería un plato de ave con sabor a limón y con hierbas. Cuando me trajeron la cena era tarde para rectificar. Mi cerebro reordenó el nombre del plato intentando identificar lo que tenía delante. Al lemon grass. Al-lemon-grass. Al-lomen-drass. Al-men-drass. Pavo-con-almendras. Oh, mierda.


Y vosotros, ¿también disfrutáis de la cocina oriental?

sábado, octubre 14, 2006

Efecto mojado

Miré abajo y vi a cuatro de ellos sin vida. Posiblemente hermanos. Habían crecido juntos, durante años y allí estaban lacios, muertos. Era un momento para replantearme la vida, detenerme en mi quehacer cotidiano y replantearme la vida. Uno de esos instantes en los que saltan todas las alarmas en el interior de tu cerebro, las sirenas de conciencia aúllan, mientras ésta te pide un poco de atención. Mi situación quizás necesitara un nuevo enfoque.

Estoy acercándome a velocidad de crucero al cuarto de siglo, y determinados cambios se producen en mi fisonomía. Hace doce años descubrí nuevas capacidades físicas, producidas por un sistema hormonal en plena ebullición. Los cambios de los veinticinco son peores: barriga y calvicie. El primero parece difícil mientras siga corriendo en el parque y partiéndome la espalda en el gimnasio. Pero la visión de cuatro pelos sobre mi teclado, me ha metido el miedo en el cuerpo.

Se que cuatro no son muchos. Pero empezamos por cuatro y terminamos como bolas de billar, mirando con añoranza peines y champús en los estantes del supermercado, Preguntándonos como le hubiese quedado el nuevo efecto “pelo mojado” al antiguo tupé. Y cogiendo el gel “efecto bola de billar mojada”. Las primeras perdidas empiezan en la parte frontal. Como en la guerra, los situados en primera línea son los primeros en caer. Miro el espejo y paso revista a los pelos del flequillo, sintiéndome orgulloso de cada uno de estos valientes. Darán su vida por conseguir una apariencia mejor al cráneo en conjunto, tras luchar duro contra peines y estrés. Como un buen comandante, también me preocupo por los flancos, donde dos peligrosas entradas pretenden infliltrarse. El espejo, ese aliado de la bruja de Blancanieves, revela una pequeña escasez de cabello en esa zona.

Preocupado por mi situación, regresé a la farmacia, rezando para no encontrare con vecinos mientras le explicaba a la vieja de turno mis miedos capilares.

- ¿Tienes estrés últimamente? – preguntó la de la bata blanca
- Defina “últimamente”. ¿Dos años?
- En periodos de estrés puntuales, el cabello se resiente. El comienzo del otoño es particularmente malo. Después vuelve a crecer.


Periodos puntuales. Como la regla, vamos. Ahora me venderá una compresa para la cabeza

- ¿Qué es lo que ha dicho del otoño?
- Pues que el pelo se cae, como las hojas de los árboles


Anda, debía de tener cara de sauce (llorón). Para completar mi mala suerte, y en vista de mi recién descubierta condición arbórea, un perro podría mearme en la pata al salir de la farmacia, confundiéndome con un arbusto.

- Te sugiero esperar unos días y esperar a ver si deja de caerse el pelo. Si no puedo darte un champú
- ¿Efecto bola mojada?
- ¿Cómo?


Por el momento no tengo champú, pero no le quito ojo al peine, no vaya a ser que la pérdida continúe y tenga un serio problema. Confiemos en que sea puntual. Y de vosotros, ¿alguien ( o un familiar, o un amigo, o su perro...) tiene experiencia en ésto?

sábado, septiembre 30, 2006

Pizzas Consultoras

En el año 33 d.C. un Tipo cenaba con sus amigos pan y vino. Partió el pan y se lo dio a los demás, diciendo Algo de lo que no me acuerdo, y Otra Cosa también para el vino. Casi dos mil años después, un compañero, en la cafetería del trabajo, me pasaba un trozo de pizza a las once de la noche.

- Tomad y comed, que ésto va para largo.

Dos semanas antes había firmado contrato en una consultora tecnológica. La llamaré Curri-Consulting para que no me demanden. Después de un año de beca, y con el vicio que tengo a trabajar, la oportunidad se presentaba que ni pintada. Una empresa hecha a medida del trabajador. ¿Y qué es lo que tiene que hacer un trabajador? Trabajar. Todo el día.

Curri-Consulting es un sitio donde se fabrica software, de todos los colores y sabores: telefonía móvil, bancos, cualquier empresa necesita programas para vender sus productos a, comunicarse con, y timar a sus clientes. Nosotros hacemos esos programas.
Los hacemos con tanto amor, que le dedicamos gran parte de nuestro tiempo de ocio y descanso. El amor que deberíamos darle a nuestros padres, hermanos o novias, lo ponemos en el trabajo. El amor es infinito: El trabajo por terminar antes de ir a casa, también

Hacer horas extras, lo llaman algunos. Se equivocan. El truco está en hacer horas de más todos los días. De ese modo, las horas extraordinarias, se convierten en ordinarias. No es exactamente que te lo ordenen, (risas por el juego de palabras con “ordinarias), aunque los tiros también podrían ir por ahí.

Las consultoras tecnológicas no son ningún invento del siglo veintiuno. De hecho, es un invento egipcio, con casi seis mil años. Los egipcios invadían un pueblo, por ejemplo, a los hebreos. Los conquistaban y los llevaban a trabajar a las pirámides como esclavos-consultores.


- Verá, estamos buscando gente dinámica, con ganas de trabajar y realizar una rápida carrera profesional. Hemos pensado que usted cumple el perfil de Consultor Pétreo

- Pues verá, no sé. Tengo que alimentar a mi familia, y teniendo en cuenta que acaban de incendiar mi granja y mi cosecha, me vendría bien el empleo. ¿A qué ha dicho que se dedican?

- Pirámides. Construimos pirámides para faraones. Nuestros empleados tienen rápidos ascensos.

- ¿Rápidos ascensos? Suena prometedor

- En efecto, cuanto antes construyan la base, antes podrán acarrear piedras de dos toneladas hasta la cima, desde una altura mucho mayor. Ascender, siempre ascender. Ese es nuestro compromiso hacia nuestros empleados.

- Entiendo. Consultor pétreo

La consultoría tecnológica ha sustituido a la construcción de pirámides. Mismo espíritu, distinto objetivo. A la pirámide en la que trabajo le quedan tres meses para acabar. Ya veremos cuánto duermo. Y vosotros, ¿hacéis muchas horas extras?

domingo, septiembre 10, 2006

Feliz Cumpleaños

Los cumpleaños son momentos inolvidables a edades tempranas. Fiestas llenas globos, regalos y amigos del cole. Antes de superar los 150 centímetros de altura, celebraba todos los cumples en el Burger King. Existía un motivo especial para ello, un elemento diferenciador con el que el Burger conseguía hacerse con todos los cumpleaños: la corona dorada

Una corona de cartón, pintada de color oro que era regalada a cada niño invitado. En las mesas, por tanto, había una veintena de reyes mojando las patatas en la Coca Cola, o destripando esos absurdos muñecos que vienen con la hamburguesa. En aquella época las figuras aún conservaban un poco de encanto. Traían partes moviles, y eran ligeramente desmontables. Años después algún niño gilipollas decidió ahogarse tragándose parte de su muñeco, y los legisladores decidieron que todos debíamos de pagar por él. No más sofisticación ni partes móviles en los muñecos del menú infantil. Hagamos niños estúpidos, incapaces de diferenciar un Pikachu de un whopper sin pepinillos.

A estas alturas de la columna el lector ya se imagina que hay un cumpleaños de por medio. Exacto. Ayer, el amigodeunamigo.tk cumplió su primer año de vida. ¡Enhorabuena! (Aplausos, musica de orquesta de fondo).

Creo que un año es la frontera temporal de los blogs. Conseguir pasarlo es indicativo de buena salud. Dificil, pero no imposible. Igual que el 55º cumpleaños de un corredor de bolsa. Este primer año de vida ha sido posible gracias a vosotros, que habéis leído y comentado los post. Sin ese impulso, aquel amigo invisible, que nadie conoce, pero que podría ser cualquiera, no habría sido posible.

Entre los grandes faustos y celebraciones que preparo, destacan una gran fiesta imaginaria, un viaje imaginario y un premio en metálico imaginario para los ganadores de las encuestas. La semana que viene pondremos una para elegir la mejor columna del año. Algunas son flojas, pero recuerdo grandes momentos con las mascachapas, una célula hija de puta, o los Artículos Lo, la, los, las ¿Cúal creeis que es?

domingo, septiembre 03, 2006

La Farmacia

Un gran establecimiento para hacer amigos, celebrar reuniones vecinales, y pasar vergüenza. Así es una farmacia, con su crucecita verde de neón, sus papillas anunciadas en el escaparate y sus cremas para arrugarse más lentamente

Para mi gusto, a las farmacias les falta intimidad. Entrar a la farmacia y encontrar a tu vecino pidiendo pastillas para las flatulencias estomacales, arruina la buena imagen que puedas tener del hombre. La próxima vez que huela mal en el ascensor, sabrás que la culpa es del tío del quinto, y de su intestino sin tapón. Si te además te cae mal y quieres putearle, puedes soltarle a la de la bata blanca:

- Mejor dele dos cajas, que el portal siempre apesta-

Conviene no regodearse en el mal ajeno, o al menos no demasiado. Lo justo, como diría aquel. Uno mismo pasa vergüenza sin necesidad de padecer enfermedad o dolencia alguna. Al comprar condones, por ejemplo. Recordaré mi primera vez, hace ya algún tiempo.

La idea era realizar la operación rápidamente. Entrar, comprar y salir. El vecindario no tenía por qué saber si me gustan lisos, con estrías o sabor a plátano. El plan por tanto consistía en coger la caja del stand, acercarse a una dependienta, pagar y largarse. Sin más comentarios. Pero los planes siempre fallan, claro.

Una vez dentro comprobé que no había stand de preservativos. Solo de marca barata, y no está el mundo para jugar con las cigüeñas, que son unas putas. Así que me acerqué al mostrador y... ¿qué pedir? Acababa de descubrir un grave problema de sinonimia: distintas formas de llamar a una misma cosa, cada una para un contexto distinto. Dependiendo de lo que digas quedas como un macarra, o un estirado. Analicemos las opciones

a) ¿Tienes profilácticos? Sin duda la peor elección. Solo apta para finolis y pedantes. La palabra me recuerda a marcas de leche y yogures, por aquello de la lactosa. Profilácticos Nestle, por favor. De sabores

b) ¿Tienes condones? En el extremo contrario, demasiado macarra. Hey, tía, ¿tienes condones?, ya sabes colega, gorritos para la cola. No es mi estilo

c)¿Tienes preservativos? La opción correcta y elegida. Algo intermedio, con clase, estilo y sin sonrojarse.

- ¿cómo los quieres: normales, estriados, extra grandes...?

Realicé mi elección asombrándome de la variedad. Mayor incluso que entre los yogures de sabores. Las similitudes entre condones y yogures son muchas: diversos colores y sabores, es imposible terminar el paquete de una sola vez, y son caros. Muy caros.

Sobre el mostrador apareció una caja de doce. La chica me había visto cara de gigoló, o quizás tuviese exceso de stock. ¿Te quedan cajas de seis unidades? Algo mucho más manejable que el envase familiar “Grandes consumidores”

Salí de allí con mi dinero invertido en cilindros huecos de latex, confiando en que usarlos fuese más fácil que comprarlos. Y vosotros, ¿habéis pasado vergüenza en una farmacia?

martes, agosto 29, 2006

Bolas de fuego

Un título espectacular, ¿verdad? Esta vez no se trata de una exageración, sino de una historia recién recordada. Todo empezó hace seis años, cuando vivía en un pueblo de la sierra...

Debía de ser febrero, cuando la caldera encargada de suministrarnos agua caliente y calefacción dejó de funcionar. Cierto es que llevaba funcionando muchos años: Cristóbal Colón calentó agua con ella para un baño antes de partir al oeste con sus colegas en tres barcos. Y en aquel momento ya era vieja. A lo que iba, imagina tener que elegir entre ir a la facultad sin duchar por tercer día consecutivo, o meterse debajo de un chorro a temperatura de congelación. Opté por lo segundo, a pesar de que la hipotermia provocaba un azul en mi piel muy poco saludable. Salí rápidamente con una decisión tomada. O venía el técnico a reparar la caldera, o calentaba el agua haciendo una fogata con las cortinas del baño.

Llegó el susodicho experto en reparaciones a las veinticuatro horas. Un ecuatoriano moreno y muy bajito, de esos que arrastran una escalera de forma permanente para llegar a cualquier altura. Desde lo alto de la escalera desmontó, atornilló, golpeó y montó de nuevo, (por ese riguroso orden), mi caldera. Le dimos las gracias, además del mucho dinero que nos pidió. La expectativa de un baño lleno de vapor era maravillosa.

Cinco minutos después, mientras mi padre fregaba los restos de una paella al son de la banda sonora de Pulp Fiction, me llamó a gritos como si le cortaran el cuello con un cuchillo de untar mantequilla.

- ¿Qué ocurre?- pregunté alarmado
- ¡Una bola de fuego, el calentador era una bola de fuego azul y amarilla!
- explicaba él nervioso


Mierda, el sazonador caducado le ha provocado alucinaciones. Espero no empezar yo también a ver dragones.

- Quédate aquí, junto a la llave de paso del gas- continuó- si el calentador se vuelve a incendiar, te aviso y la cierras.

Aquello no me convencía demasiado. Si había una fuga de gas, no me daría tiempo a cortar la llave general. Siguiendo una cadena de razonamientos poco o nada complicada, el gas se inflamaría, la cocina explotaría y cualquier ser vivo en ella (y en el resto del edificio), dejaría de ser eso, un ser vivo. Los dos candidatos con más papeletas para morir éramos mi padre y yo. Eché un vistazo para localizar algo con lo que cubrirme de la deflagración. Ni los macarrones ni un paquete de cereales me iban a servir de mucho. “Arroz tostado chocolateado”. Precisamente estaba a punto de convertirme en arroz tostado. Muy tostado.

Entretanto, empezó a salir fuego de la parte inferior del calentador. Cerré la llave de paso, y empecé a rezar.
Maldiciendo al ecuatoriano y su puñetera escalera, desmontamos la carcasa frontal, y vimos cómo la tuerca principal, esa que ajusta la tubería del gas con todo lo demás, estaba suelta. Mi padre se aseguró de apretar la tuerca, y de que al ecuatoriano le apretaran el cuello en la compañía del gas. No volé por los aires, y la prueba es que sigo escribiendo columnas.
Y vosotros, ¿tenéis experiencia con bolas de fuego?

sábado, agosto 19, 2006

Castillos en la arena

- “Hola ola”.

Con esta estupidez planté la toalla, la sombrilla y el culo sobre la arena hace tres semanas. Lo dije en voz baja, aunque de haberlo gritado a todo volumen y en estéreo casi nadie me habría entendido: las sombrillas de alrededor tenían propietarios rubios y altos, con una piel rosa cerdito que recibía mucha más radiación ultravioleta de la recomendable.

Acababa de llegar a la playa. Estaba armado con un bote de crema solar del calibre 25 y era peligroso. La arena a setenta grados en la planta de los pies solo había acentuado el mal humor que traía del viaje, tenía que relajarme. En ese momento recordé algo sobre técnicas de meditación. Relajar los hombros, cerrar los ojos, respirar pausadamente... nada de eso servía. Así que me dediqué a observar el entorno. Dos rubias, tres morenas, los dos grupos guiris... Una gran pelota entró en mi campo de visión. Se desplazaba rápidamente, dando botes y salpicando agua y arena. Un momento: las pelotas no llevan bañador de flores. Oh, no! Es Gordinflas.

Cualquier científico en África dejaría de observar insectos para atender una estampida de rinocerontes. Del mismo modo, mi atención se concentró en aquella mezcla de niño, grasa y arena a partes iguales. Con la mitad de mis años me triplicaba en peso, una proeza de gran mérito conseguida con mucho esfuerzo y hamburguesas. Gordinflas saltaba, corría y chapoteaba en el agua, desplazando los mismos litros de fluido a cada movimiento que un petrolero de tamaño medio. Contaba el niño además, con una voz de pito inapropiada para su tamaño, sin duda un handicap para sus relaciones sociales y amorosas. Al menos no llevaba gafas.

Algo o alguien gritó a nuestro personaje desde una sombrilla lejana. Como si hubiesen accionado un pequeño resorte, Gordinflas se lanzó a la orilla y comenzó a construir un castillo de arena sin más ayuda que una pala de plástico. Empezaba bien: un cuadrado en el suelo, y una gran base sobre la que levantar los muros. El foso de rigor delante de la puerta. Almenas y ventanas. Un torreón en el centro, con fantasma o princesa dentro. Notable alto en arquitectura, niño lo has hecho muy bien y en solo media hora, sí señor.

Pero su objetivo no era construir un edificio, sino alejarse, tomar carrerilla y saltar en plancha sobre su castillo, aplastando la muralla, el foso, el torreón, el fantasma, la princesa y su puta madre con la panza. Sobresaliente en derribo.

La lección que saqué es que es muy fácil construir castillos bonitos, si son de arena. Si no quieres que una ola, o una barriga los tumbe pronto, entonces dedícale más tiempo a diseñarlo y construirlo. Ponle cimientos y dale tiempo. No lo hagas rápido. Todas las cosas de la vida son castillos. Y vosotros, ¿también los construís rápido y de arena, o preferís el acero templado?

martes, agosto 01, 2006

Desde el este con amor

De la saga de Bond, James Bond, me quedo con las protagonizadas por Sean Connery. El título de la semana lo tomo medio prestado de su "Desde Rusia con amor". No me encuentro en la tierra de los zares y bolcheviques, sino en la costa este española. Sí, otra vez.

Los objetivos para el mes son dormir doce horas al día, tocarse las narices, tomar el sol y desarrollar branqueas durante las otras doce horas en la piscina.
Pienso desconectar todos los circuitos neuronales que no involucren las funciones más básicas: comer, dormir y hacer caquita. El resto, o sea, pensar, es completamente innecesario. Cualquier ameba del Cretácico mostraría más inteligencia que un servidor sobre su toalla en la arena.


Por el momento no tengo ninguna intención de volver a pensar. Bien pensado, no volveré a pensar nunca más. (Aplausos por el juego de palabras).

Reservaré alguna neurona para recordar eventos interesantes para escribirlos aquí. Las últimas semanas son para tirar a la papelera de reciclaje, pero, estén atentos, ("eventos" rima con "atentos", ¿debería cambiar de la prosa al verso?), gracias a los cibercafés, elamigodeunamigo sigue en la brecha.

miércoles, julio 26, 2006

A dónde vamos (II)

Como veíamos la semana pasada, el Hombre se ha guiado siempre por el dinero y el sexo, no necesariamente en ese orden.

Podemos ver las huellas dejadas en su búsqueda de la felicidad hasta en los más mínimos detalles. Para muestra un botón: tengo una lista con algunas de las búsquedas en Google desde las que se ha llegado a elamigodeunamigo últimamente.

Tranquilos, la página no guarda información confidencial sobre vuestra vida privada, todo es perfectamente legal según el Sistema Jurídico de Tanzania, un lugar donde no ponen pegas para almacenar números de tarjetas de crédito, contraseñas de Hotmail, o tallas de sujetadores. En la Unión Europea son más quisquillosos. Excepto en lo de los sujetadores.

Un tipo llegó aquí preguntándole a Papá Google por "sexo con la suegra en el toilet", imagino que tras una prolongada sequía sexual con su mujer. Menudo desviado, en el toilet. A la suegra debe de tratársela con el respeto que merece, y no permitir que estuviese incómoda en el urinario mientras...

Otro aterrizó en elamigodeunamigo preguntando por "chicas taekwondo 3d country". Curiosa combinación, patadas virtuales en la cara, realizadas por féminas con sombrero de vaquero. No tan guarro como el de la suegra, aunque mucho más friki.

También hay búsquedas escalofriantes "ir a que te quiten los dientes". Por Dios, aquí no hacemos esas cosas. Posiblemente, la palabra que no recordaba el que hizo la búsqueda era “dentista”: dícese de la persona que te quita los dientes y el dinero.

Un enamorado llegó queriendo saber “qué significa un beso”. Chico, eso depende de la situación. No es lo mismo un beso de tu madre antes de acostarte que uno de tornillo en una discoteca, ni otro por el que hayas tenido que pagar. Para aclararte las cosas, diremos que un beso significa que las cosas van bien.

El de la suegra no encontró lo que buscaba, y redujo sus exigencias a “chicas xxx”. Volvió a entrar en la página para no encontrar ni chicas, ni triple equis. Pobrecito

¡No todo es sexo! Yahoo.com nos trajo a un ahorrador que buscaba la “receta de la lejía” para reducir un poco la factura del super. La fabricaría para limpiar, o para autoconsumo. ¿Pueden los vegetarianos beber lejía? ¿ y los testigos de Jehová? Quizás se lo prohiba su religión. Tampoco ha sido el único inquieto por las cosas extravagantes. “Cómo cazar un insecto llamado grillo”, por ejemplo. A este podemos darle una respuesta sencilla: apunta un rifle contra algo que haga cri-cri y dispara. Probablemente matarás un grillo, y en todo caso, sea lo que sea aquello, dejará de hacer cri.

Por error o accidente llegaron aquí preguntando por “leche de búlgaros”. Ignoraba que la gente en Bulgaria produjese leche cual vaca. Tendrán manchas negras sobre la piel blanca y un rabo para espantar moscas. Bien pensado, prefiero no seguir pensando en el rabo de un búlgaro.

El público infantil tiene su hueco en la lista. Niños normales, “conseguir peluches de los Lunies”, y no tan normales “dibujos animados con toga”. Excepto el Gnomo Juez Klauss, no se me ocurre ningún dibujo con toga. Familia de abogados, fijo.
El resto de frases son más o menos normales, aunque nunca entenderé en que está pensando un buscador cuando te señala como resultado en búsquedas “fotos de graduación de la universidad tecnológica de León” o “bajar canción gratis de los Simpson”. Tío, ¿has oído hablar del Emule?

Discúlpenme ustedes por el lamentable ritmo de publicación. Es por culpa del cambio climático.

lunes, julio 17, 2006

De dónde venimos, a dónde vamos

Esta semana inauguramos un ciclo filosófico que pretenderá responder a las grandes preguntas de la Humanidad, nótese la hache mayúscula. Dejaremos sin comentar el olor a humanidad del metro, con hache minúscula, para mejor ocasión.
Como decía, el Hombre lleva unos diez mil años pensando de forma más o menos coherente, planteándose preguntas que en ocasiones tardaron mucho tiempo en encontrar una respuesta verdadera.
Imagina lo que pensaría un babilonio sobre natalidad, teniendo en cuenta que sabía lo mismo de genética que yo de alta cocina.

-¿Los niños, los trae al mundo la cigüeña, o la Diosa Naturaleza? En el segundo supuesto, ¿puede uno tirarse a la Diosa Naturaleza? Siendo diosa, estará bien.

Los antiguos ateos sin fe, pensarían en cepillarse a la cigüeña.

Solventado el problema de los bebés, aún quedan el tintero unos cuantos sin responder. Entre otros el famoso... ¿de donde venimos?

Básicamente todos somos descendientes de una célula, la primera célula u organismo vivo que apareció por una asombrosa combinación de agua, fuentes de calor, aminoácidos y mucha potra. Esta célula vivía en algo llamado por los científicos “Sopa primitiva”. Unos cuantos trillones de litros de agua y minerales que nuestra célula usó para reproducirse a mansalva, dividiéndose en mitades y generando células hijas. Yo tendré que vivir en un piso de veinte metros cuadrados y aquella célula hija de puta tenía una esfera de doce mil kilómetros de diámetro para ella sola. Proporcionalmente es como si yo dispusiese de un chalet con jardín del tamaño de la galaxia de Andrómeda. Ya veis las ventajas de llegar primero

Pues bien, aquella celulita continuó haciendo lo mismo, multiplicarse y evolucionar. En el proceso aparecieron nuevos bichos, cada vez más grandes, más feos, y sobre todo, más violentos. La mayor parte se fueron al carajo con glaciaciones, meteoritos, olas de calor y otras putadas que ocurren cada cien mil años, aprox. Al planeta aún le quedaba por sufrir lo peor: los mamíferos. Un nuevo conjunto de especies con la misma mala leche que un caimán, y con la capacidad de adaptación de un dinosaurio de los Parque Jurásico (recordemos, sabían abrir puertas). Se hicieron rápidamente con el cotarro de una Tierra a punto de ser urbanizada. Para esto último, solo faltaba uno por llegar, el Hombre.

Si hay algo que los humanos hacen mejor que el resto de los animales es matar. Comenzamos con los mamuts, y al ver que no era nada divertido, comenzamos a matarnos entre nosotros. Antes de descubrir el fuego, Caín le atizaba a su hermano con un hueso de burro. La herencia de los papis estaba en juego, y un jardincito de esa categoría no era tema baladí.

Ahí está uno de los motores que mueven el Mundo. La pasta, en forma de denarios romanos, (conozco la historia de un Tipo al que vendieron por treinta monedas de plata), o de dólares americanos. Mira tú, me ha salido con rima y todo. El otro motor, es el sexo, o las ganas de sexo, según quién lo diga.

(Continuará)

domingo, julio 09, 2006

On Thursday night

Después de los nombres de los colores y los animales domésticos, las palabras que aprende en ingles un niño de cinco años son los días de la semana: Monday, Tuesday, Wednesday, etc. Desde luego, lo último es más útil. Es probable que tengas que indicarle a tu jefe guiri que el lunes no puedes ir a trabajar, que contarle una milonga sobre el color de tu perro.

A tan tierna edad, lo que de verdad necesitan los niños es dejarle las cosas claras, tanto en inglish como en español. You never should go out on Thursday nigth, o lo que es lo mismo: Nene, no salgas un jueves por la noche que es malo.

Quizás, si me hubiesen contado eso de pequeño, no habría tenido tanta marcha el último jueves. Quién sabe.

-¿salir hoy?, claro que me apunto Turi, pero me vuelvo pronto que mañana madrugo. – No tenía ni idea de lo equivocado que estaba.

La noche comenzó bien, tomando copas en una plaza de esas que llaman “de ambiente”, rodeado de gente que llaman “de ambiente”. ¿Qué ambiente? Desde luego, nada que ver con el Medio Ambiente (las plantas, los animales, y esas chorradas ecologistas). El ambiente medio allí eran tíos en camiseta ajustada: justo lo esperable el Día del Orgullo Gay. Muy colorido, vamos.

Si dejamos a un lado las drag queens, lo más llamativo que vi fue un chico que arreglaba ascensores drogado. Nos contó bastante excitado cómo sustituía el arnés de seguridad por un porrito de marihuana, ya que así tenía mayor sensación de seguridad. Celivanoe (otra de las habituales en este bar en el que se ha convertido elamigodeunamigo.tk), intentaba convencerle de que las drogas son nefastas para la salud, en particular si te hacen caer por el hueco de un ascensor. Estaré pendiente de las noticias de sucesos durante el próximo mes, para ver si algún Técnico de Elevadores aparece convertido en gelatina.

El verdadero problema llegó al mirar el reloj y comprobar que las manecillas estaban en una muy mala posición. La pequeña hacía tiempo que había rebasado el cinco y la grande también llevaba buen ritmo. Tendré que conectar explosivos a mi despertador para levantarme mañana a las ocho.

Al llegar a casa, con tiempo escaso para una ducha, mi reflejo en el espejo puso cara de “sabes que no deberías de llegar tan tarde un jueves”. Mientras desaparecía tras una nube de vapor, le contesté: Cállate idiota, mereció la pena.

Y vosotros, ¿también salís de copas los días entre semana?

miércoles, julio 05, 2006

Post Delayed

No estas en un aeropuerto, pero has leído correctamente el título de la columna. Post Retrasado, debido a problemas con el espacio-tiempo. No, no me he vuelto metafísico.
El problema del espacio viene porque me cargué la barra espaciadora del teclado, y casi no va, salvo que apriete con saña. El del tiempo, porque no he parado ni para hacer pis. Los que peor llevan esto último, son mis pantalones.

Solo me queda pedir disculpas a los lectores habituales y prometer que la columna de este fin de semana intentará estar a la altura.

domingo, junio 25, 2006

Lecciones de enciclopedia

Recuerdo cuando consultaba una enciclopedia roja para hacer trabajos de pequeño. Una Larousse de veinticuatro tomos, creo, que un tipo bien vestido les vendió a mis padres por una pasta. Aquel día el vendedor les contó que todo lo que su hijo debía de saber estaba en esa enciclopedia, y solo en esa. Mi familia quedó convencida casi de inmediato. Yo no lo tenía nada claro, y esperé a consultar el tomo marcado con la letra M.

Mujer: del latín mulĭer, persona del sexo femenino en edad adulta...

Setenta líneas más abajo decidí que el conocimiento que realmente necesitaba con trece años sobre chicas no me lo iba a proporcionar una enciclopedia. Los veinticuatro libracos pasaron a ocupar un lugar reservado en mi habitación. Fueron abiertos media docena de veces, para completar algún trabajo sobre literatura.

Si bien no me sacó de mis incógnitas sobre el mundo femenino, la enciclopedia iba a enseñarme una lección muy importante en la vida: la gente no tiene ni puta idea de nada. Es probable que algún filósofo ya extrajese esta conclusión antes, pero en aquel momento a mi me pareció muy importante. Muchos años más tarde completaría la lección y la segunda parte de esa frase “... y los tipos listos suelen aprovecharse de ello

Estrenando el volumen de la E, redacté un trabajo sobre el Egipto de los faraones. Mil años de historia, desde que empezaron a remover la tierra para plantar lechugas, hasta que terminaron construyendo pirámides, edificios de oficinas y campos de golf para sacerdotes retirados. Tocaba presentarlo en público delante del resto de compañeros, y el profesor de historia preguntó al resto de la clase quién era Akenaton. Las respuestas fueron descorazonadoras: El dios de la guerra, un profeta, y alguna otra sandez. Así que yo subí a la pizarra y comencé a leer el trabajo... cambiando todos los nombres, lugares y fechas de orden. Cualquier historiador se habría cortado las venas con un lapicero antes que terminar de escuchar mis barbaridades. Volví a mi asiento sin que nadie dijese nada, con un notable en historia, y buscándole aplicaciones prácticas a mi recién descubierta modalidad de fraude.

Todo ésto me viene a la mente al redactar la Memoria para mi Proyecto de Fin de Carrera. Teniendo en cuenta que los que lo corrigen no saben de lo que hablo, escribirlo puede ser hasta divertido.

Las mediciones de Chupi-vatios han resultado ser muy bajas. -¿Qué es un chupi-vatio?- se preguntará el profesor. - Aplicamos el Teorema de Peterp Ann... demostramos que a wanbalabula-walanbambú - Um, haré como que me entero y le pondré a este tío un notable.


Y vosotros, ¿también teneis una enciclopedia inutil? ¿Merece el esfuerzo hacer las cosas bien sabiendo que nadie te entiende?

sábado, junio 17, 2006

Personajes running

Enclaustrado como estoy, preparando el último exámen de mi vida, mis ratos de ocio son pocos. La hora H se acerca, y la presión que sufro es similar a la que tendría un garbanzo en el interior de una olla express después de tres horas de cocción. Para liberar el stress, no hago yoga, ni meditación, ni como chocolate, ni escucho música clásica. Realizo una actividad que los americanos inventaron hace nada: El running.

En España siempre se ha llamado “ir al parque a correr”, pero eso es para carcas. Usando el término anglosajón ahorras sílabas y quedas mejor.

El concepto es fácil. Te calzas unas Nike, y pones rápidamente un pie delante del otro hasta que el pulmón diga basta. Aunque en lugar de profundizar en semántica, esta semana me gustaría comentar los diferentes personajes habituales del parquecillo al que voy.

  • El abuelo veloz: este hombre debe de andar por las ocho décadas, y es el más rápido a este lado del Mississipi. No importa lo entrenado que estés o lo joven que seas. El abuelo veloz, tan moreno como un gitano, y tan fuerte como Stallone, siempre te pasa como una exhalación, con sus zancadas cortas, (no levanta metro sesenta del suelo), y su melena negra, (o lo que queda de ella), al viento
  • El Almirante Nelson: Nelson es el nombre que le doy a un niño regordete de unos ocho años. Ha convencido al resto de niños para que olviden el balón y se enrolen en su (imaginaria) corbeta. Entre todos, montan batallas navales que dejan pequeña la de Gibraltar. Sus gritos también son dignos de un pirata: “¡A los cañones, marineros!”, “¡Preparados para rechazar el abordaje!”, o la última que escuché: “Timonel, llévenos a sotavento sin encallar en los bancos de arena”. Y tiene ocho años. Con veinte, abordará un portaaviones norteamericano con un cuchillo entre los dientes y un pañuelo rojo en la cabeza desde un barco pesquero.
  • Las madres: después de los pájaros y los niños, la especie animal que más abunda en el parque son las madres. Vigilan tanto a sus pequeños como a las otras madres, no vaya a ser que alguna pendeja venga de la peluquería con un look distinto, un traje nuevo, o, peor aún, un Mercedes deportivo. Entre cotorreo y cotorreo, controlan que Nelson y los suyos no usen piedras de tamaño antirreglamentario en sus combates o que a los perdedores de la batalla no se les aplique la pena de muerte.
  • Los correcaminos: El resto de ejecutivos, comerciales, obreros, estudiantes, etc, que, estresados de la vida cotidiana, dan vueltas al parque para liberar tensiones, adelgazar, alcanzar un estado espiritual superior o cualquier otra gilipollez. Casi todos escuchan música pirata en su mp3 o discman, y desde luego yo me incluyo en el grupo.

Supongo que los parques serán casi iguales en todo el mundo. Los personajes como Nelson los hacen diferentes unos de otros: un pirata, una señora dando de comer a las palomas... ¿me olvido de algún personaje?

Una última cosa: en la siguiente columna, escribiré sobre el resultado del combate contra el Dragón Rojo

domingo, junio 11, 2006

El Último Combate

Con este título tan espectacular empieza la columna de esta semana.
Para entrar en situación, imagina una peli de peleas y palos, en la que el bueno lleva cobrando cosa de hora y cuarto, casi desde el principio. Poco a poco, ha ido enfrentándose a enemigos más difíciles que los anteriores, aprendiendo trucos, trampas y técnicas nuevas. Llega el momento de la última lucha, de enfrentarse al último rival, el más malvado y difícil de ganar. Si vence, alcanzará un estado de plenitud espiritual, un contrato decente en una empresa de palos y una palmadita en la espalda. (Lo siento tío, en esta peli no hay chica para el que gana, yo no escribí el guión).
El combate es a muerte. Así que si pierde... Bueno, la verdad es que lo que venga después le importa bastante poco.

Las gradas del estadio están a rebosar. En el centro han montado un ring para ver cómo al bueno le dan tortas de todos los colores. Pocos apuestan por él. Su abuela, su padre, y un tipo despistado que se equivocó. Su abuela, esperanzada y orgullosa. Su padre, triste por la inminente pérdida de dinero.

Los contendientes atraviesan las cuerdas, y se sitúan en esquinas opuestas del cuadrilátero. El arbitro, pensando en su jubilación, también apostó por el malo. Coge un micro y comienza las presentaciones:


- ¡¡¡Damas y caballeros, a mi izquierda, con 300 combates sin perder, 2500 kilos, 4 cuernos y color rojo.... el terrible dragón Compilador!!!

Una gran ovación recorre el estadio; gritos, aplausos. El dragón echa fuego por la nariz, la boca, y otros orificios de salida. El público está enfebrecido

- Y a mi derecha, con sesenta kilos y medio, calzón azul y... ehm, bueno, ahora, ¡con calzón marrón!... ¡elamigodeunamigo!

Un par de aplausos y ánimos desde la última grada. El despistado de antes ha resultado ser además un optimista, y no da por perdido su dinero.

Suena la campana; los luchadores se ponen en pie listos para la pelea...

Así más o menos es como veo yo mi último exámen de la carrera. Aún faltan dos semanas, pero os mantendré informado. Mientras tanto, se admiten apuestas.

La pregunta de la semana es: ante las situaciones difíciles, ¿salis a luchar contra el dragón, u os meteis debajo de la alfombra? Buena suerte a quien se examine en Junio. Y para los demás también.