sábado, junio 17, 2006

Personajes running

Enclaustrado como estoy, preparando el último exámen de mi vida, mis ratos de ocio son pocos. La hora H se acerca, y la presión que sufro es similar a la que tendría un garbanzo en el interior de una olla express después de tres horas de cocción. Para liberar el stress, no hago yoga, ni meditación, ni como chocolate, ni escucho música clásica. Realizo una actividad que los americanos inventaron hace nada: El running.

En España siempre se ha llamado “ir al parque a correr”, pero eso es para carcas. Usando el término anglosajón ahorras sílabas y quedas mejor.

El concepto es fácil. Te calzas unas Nike, y pones rápidamente un pie delante del otro hasta que el pulmón diga basta. Aunque en lugar de profundizar en semántica, esta semana me gustaría comentar los diferentes personajes habituales del parquecillo al que voy.

  • El abuelo veloz: este hombre debe de andar por las ocho décadas, y es el más rápido a este lado del Mississipi. No importa lo entrenado que estés o lo joven que seas. El abuelo veloz, tan moreno como un gitano, y tan fuerte como Stallone, siempre te pasa como una exhalación, con sus zancadas cortas, (no levanta metro sesenta del suelo), y su melena negra, (o lo que queda de ella), al viento
  • El Almirante Nelson: Nelson es el nombre que le doy a un niño regordete de unos ocho años. Ha convencido al resto de niños para que olviden el balón y se enrolen en su (imaginaria) corbeta. Entre todos, montan batallas navales que dejan pequeña la de Gibraltar. Sus gritos también son dignos de un pirata: “¡A los cañones, marineros!”, “¡Preparados para rechazar el abordaje!”, o la última que escuché: “Timonel, llévenos a sotavento sin encallar en los bancos de arena”. Y tiene ocho años. Con veinte, abordará un portaaviones norteamericano con un cuchillo entre los dientes y un pañuelo rojo en la cabeza desde un barco pesquero.
  • Las madres: después de los pájaros y los niños, la especie animal que más abunda en el parque son las madres. Vigilan tanto a sus pequeños como a las otras madres, no vaya a ser que alguna pendeja venga de la peluquería con un look distinto, un traje nuevo, o, peor aún, un Mercedes deportivo. Entre cotorreo y cotorreo, controlan que Nelson y los suyos no usen piedras de tamaño antirreglamentario en sus combates o que a los perdedores de la batalla no se les aplique la pena de muerte.
  • Los correcaminos: El resto de ejecutivos, comerciales, obreros, estudiantes, etc, que, estresados de la vida cotidiana, dan vueltas al parque para liberar tensiones, adelgazar, alcanzar un estado espiritual superior o cualquier otra gilipollez. Casi todos escuchan música pirata en su mp3 o discman, y desde luego yo me incluyo en el grupo.

Supongo que los parques serán casi iguales en todo el mundo. Los personajes como Nelson los hacen diferentes unos de otros: un pirata, una señora dando de comer a las palomas... ¿me olvido de algún personaje?

Una última cosa: en la siguiente columna, escribiré sobre el resultado del combate contra el Dragón Rojo