domingo, julio 09, 2006

On Thursday night

Después de los nombres de los colores y los animales domésticos, las palabras que aprende en ingles un niño de cinco años son los días de la semana: Monday, Tuesday, Wednesday, etc. Desde luego, lo último es más útil. Es probable que tengas que indicarle a tu jefe guiri que el lunes no puedes ir a trabajar, que contarle una milonga sobre el color de tu perro.

A tan tierna edad, lo que de verdad necesitan los niños es dejarle las cosas claras, tanto en inglish como en español. You never should go out on Thursday nigth, o lo que es lo mismo: Nene, no salgas un jueves por la noche que es malo.

Quizás, si me hubiesen contado eso de pequeño, no habría tenido tanta marcha el último jueves. Quién sabe.

-¿salir hoy?, claro que me apunto Turi, pero me vuelvo pronto que mañana madrugo. – No tenía ni idea de lo equivocado que estaba.

La noche comenzó bien, tomando copas en una plaza de esas que llaman “de ambiente”, rodeado de gente que llaman “de ambiente”. ¿Qué ambiente? Desde luego, nada que ver con el Medio Ambiente (las plantas, los animales, y esas chorradas ecologistas). El ambiente medio allí eran tíos en camiseta ajustada: justo lo esperable el Día del Orgullo Gay. Muy colorido, vamos.

Si dejamos a un lado las drag queens, lo más llamativo que vi fue un chico que arreglaba ascensores drogado. Nos contó bastante excitado cómo sustituía el arnés de seguridad por un porrito de marihuana, ya que así tenía mayor sensación de seguridad. Celivanoe (otra de las habituales en este bar en el que se ha convertido elamigodeunamigo.tk), intentaba convencerle de que las drogas son nefastas para la salud, en particular si te hacen caer por el hueco de un ascensor. Estaré pendiente de las noticias de sucesos durante el próximo mes, para ver si algún Técnico de Elevadores aparece convertido en gelatina.

El verdadero problema llegó al mirar el reloj y comprobar que las manecillas estaban en una muy mala posición. La pequeña hacía tiempo que había rebasado el cinco y la grande también llevaba buen ritmo. Tendré que conectar explosivos a mi despertador para levantarme mañana a las ocho.

Al llegar a casa, con tiempo escaso para una ducha, mi reflejo en el espejo puso cara de “sabes que no deberías de llegar tan tarde un jueves”. Mientras desaparecía tras una nube de vapor, le contesté: Cállate idiota, mereció la pena.

Y vosotros, ¿también salís de copas los días entre semana?