sábado, enero 28, 2006

Las Espaditas

Ayer tuve la nefasta idea de ver la película “Siete Espadas”. El argumento no prometía demasiado: “En la china del siglo XVII, Viento de Fuego, un general de la antigua dinastía, intenta aniquilar a cualquiera que practique las artes marciales. Siete ninjas tratarán de impedírselo...”
Convencí a mi padre para que pusiese esa película, y no otra de Gary Cooper. No me suele dejar elegir películas desde que le aseguré, sin tener ni idea, que El Rey Escorpión era un gran peli.

A los diez minutos pedí tiempo muerto. Necesitaba darle al pause para entenderla. Con tanto chino, confundes los personajes. En el salón se repitió la típica conversación estúpida

- El de los ojos rasgados, ¿es el malo?

- Todos llevan los ojos rasgados. Son chinos. El malo es el de la espada.
- pero, si todos llevan espada...
- coño, el malo es que el tiene cara de malo.

La primera media hora consistía en que los malos, los mongoles, atacaban un poblado, y mataban a casi todos. ¿Todos? ¡No! Otro chino viejo repartía leña dando saltos que serían la envídia de cualquier sapo. Saltar dos pisos de un edificio debía de resultarle complicado. Porque es que saltaba de abajo a arriba, terminando en la segunda planta. Y por el camino le dio tiempo a hacer una voltereta, menudo chulo.

Pues bien, el abuelete escapa, y se va a buscar a otros seis ninjas para enfrentarse a los tres mil malos. No exagero, lo decían de verdad. Los de negro, (¿por qué los malos siempre van de negro?) eran tres mil. Contra siete. Tocaban a cuatrocientos veintinueve por cabeza. Que ya son.

Contra todo pronóstico, encuentra a cuatro en una montaña nevada, (oh!, nunca se me habría ocurrido buscar ninjas en “La Montaña Sagrada”), y los dos últimos son la pareja de chico y chica que no tienen mucha idea del asunto, pero que da igual, porque aprenden rápido. Un cursillo acelerado de CCC, (Conviértete en ninja sin esfuerzo desde tu casa), y estás listo para repartir tortas a cuatrocientos guerreros armados. Entre tanto malo, estaba la chica guapa, malvada y sádica, con un corte de pelo muy punk. Lo habitual es que estas duren hasta el final de la peli, y luchen contra el bueno guapete. Pues no, a la hora ya la había despachado. Una pena.

Lo más increíble de la película no son las peleas. Son las escenas de amor. A mi que no me fastidien. Ligando tan mal como el chino ese, uno no se come un colín en menos de quince minutos. Que le soltó dos tonterías a la otra y la tenía en el bote. Meses, repito, meses he estado yo detrás de algunas, con frases más ingeniosas y románticas que “Debes beber la sangre de tus enemigos para eliminar tus miedos”, y no he conseguido nada. Vamos, a la próxima le suelto eso, lo que dijo el chino de la coleta, que a él le fue bien:

Asduril:
¿hola, como estas?
Chica:
Hola, me llamo XXXXX
(A): Mira XXXXX, DEBES BEBER LA SANGRE DE TUS ENEMIGOS

(C): ....

Lo probaré hoy que es sábado, e informaré del resultado en próximas columnas. Y que alguien me cuente en dos líneas cómo termina Siete Espadas, que me fui a la cama sin terminarla.

miércoles, enero 18, 2006

Dibujos animados

Estaba mirando mis mails cuando he visto una ventanita con publicidad sobre la serie “Érase una vez la vida”. Qué tiempos aquellos en los que los niños pequeños aprendían cosas viendo los dibujos animados. Cosas decentes, quiero decir. Ahora los niños aprenden mucho más, y más rápido. Solo hay que ver que la iniciación en el sexo ahora llega a los 14 años de media. Cuando yo tenia esa edad, las chicas aún eran el enemigo, y nada me producía más placer que montar en bici. La verdad es que tampoco ahora hay nada que me produzca más placer que la bici, pero es por falta de opciones, no de ganas.
Aunque ese es otro tema.

A lo que íbamos, los chavalines no conocen a los gnomos, ni a David el Médico, ni al juez Klauss. Antes veíamos a David el Gnomo curar a un ciervo que estaba jodido de una pata y queríamos ser traumatólogos. Ahora vemos muñecos que se dedican a disparar a los otros muñecos, y por supuesto a los ciervos. Los niños ya no quieren ser traumatólogos. A lo sumo ginecólogos, y es por guarros, no por vocación. Normal, si ven Shin Chan, un enano japo que se toca la cola, con madre alcohólica incluida.

La escalada de violencia llegó con bola de Dragón. Al principio Goku pegaba patadas. Los niños querían imitarle, y pegaban patadas también. La cosa fue increscendo y Goku terminó destruyendo planetas. Por fortuna, los niños no tienen fácil acceso al armamento nuclear, (“mantener fuera del alcance de los niños”, puede leerse en la etiqueta de cualquier cabeza atómica). La imposibilidad de joder el planeta entero, la suplen jodiéndolo a menor escala: destrozan el mobiliario urbano, y hacen el vándalo en general.

Desde que un niño coreano tuvo un ataque epiléptico por ver Pokemon, (eso no me pasó nunca con el monstruo de las galletas), se generó una polémica sobre si los dibujos son violentos. Dijeron que los niños tenían que ver cosas más tranquilas, y crearon la mayor abominación que ha existido en la caja tonta: Los teletubbies, que abreviaremos “TT”. Media docena de muñecos casi tan gordos como idiotas, que repetían una sola frase durante veinte minutos de episodio. Cada uno competía por ser más tonto que el anterior, lo cual no está mal, por generar una sana competitividad en los chavales. Recuerdo haber visto, haciendo zapping, uno de sus capítulos.

El TT-lila introduce una rebanada de pan de molde en la tostadora. Se queda mirando cómo se hace. Hasta aquí todo normal. Empieza a salir humo de la tostadora, y el TT-lila sigue mirando. Cuando aquello está a punto de explotar, TT-lila se pone a gritar y a dar saltos, mientras saltan docenas de tostadas de la tostadora. ¿qué sentido tenía aquello? No me atreví a preguntar, ya que el público objetivo tiene una edad mental de 4 años. Una cosa es saber que eres un crío, y otra reconocerlo delante de tu familia.

Los Lunnis han sido la evolución de los teletubbies. No puedo opinar porque no los he visto, pero hay uno amarillo que tiene especial cara de golfo. ¿Merecen la pena los Lunnis? ¿Y el resto de los dibujos?

martes, enero 10, 2006

El Super Curso

Llevaba semanas esperando asistir al curso. "Programacion Avanzada", rezaba el título. Joé, soy un experto, la leche en botella, ni mas ni menos. Voy a un curso donde van los mega cracks. Los superways que más molan...

Como sabía de sobra que no soy un megacrack, he estado los ultimos días resfrescando un poco los conocimientos correspondientes, no fuese a ocurrir que mi analfabetismo saliese a la luz. Necesitaba cumplir esa máxima que dice:
Nadie puede saber si eres idiota si no abres la boca

Llegó el día del esperado curso, y los tipos que se presentaron no parecían tan megacracks. Alguno si que es listo, pero quizás yo esperaba sentarme al lado del señor Gates. El profesor tampoco impresionaba con su traje baratillo.
Me equivoqué de plano. Al cabo de una hora estaba completamente impresionado.

- si pulsais sobre el boton que pone cn_connect, entonces os conectais- afirmaba el pedagogo

en efecto, era evidente.

- ahora vamos a hacer clic en cn_connect

sí, bueno, conectamos, ¿y?

- cn_connect para conectar. Porque connect viene de conexión.

Mira que listo el chico, cómo entiende de semántica y lingüística. Todo un hacha. Ahora explicarás que perrera viene de perro, y lapicero de lápiz. Mejor no expliques de donde viene tu madre, que también vendrá de perro.

- cn_connect para conectar.

¿Pero será posible? Se le ha rayado el disco. Los demás empezábamos a ponernos nerviosos. El tío había entrado en crisis, y mis chicles en la cazadora no parecía ser un buen remedio para un fallo cerebral masivo. Habría que probar a ostias, a ver si se recuperaba

- cn_connect, cn_connect, cn_connect

Quince minutos después seguía enfrascado en las virtudes del botón de conectar. Y yo cada vez más aburrido. ¿por qué me toca el único curso coñazo? A mi alrededor la gente se recostaba en las sillas, y yo ganaba la competición de bostezos por goleada. Menos mal que me acordé de la existencia del busca minas de Windows, para aprovechar un poco el tiempo. 21 segundos en el tablero de 100 casillas. Todo un record, tras practicar toda la tarde.

¿Era eso “programación avanzada”? No quiero pensar como será la programación retrasada. ¿alguna vez habéis asistido a una charla o un curso y os ha dejado tan decepcionado? Por lo menos, el mío era gratis. Y continua mañana. Qué miedo me da.

jueves, enero 05, 2006

Improvisando en Nochevieja

La última noche del año suele tener un encanto especial. Cena en familia, doce uvas con las campanadas, y fiestón durante toda la madrugada. Uno puede tener muchas expectativas para esa noche, y al final, no cumplirse pese haber pagado un tesoro para entrar en una discoteca.
Así que este año, elamigodeunamigo decidió salir a la aventura, sin ningún plan fijo. Hay que andarse con ojo. En cualquier bar pretenden cobrarte una entrada millonaria. Parece que algunos barmans pretenden vivir el resto del año con lo que te cobran el 31 de diciembre. Tras descartar los antros que frecuento, El Poli, Kasper y otros colegas nos decidimos por unos bares con matones búlgaros en la puerta. Cinco euros por una cerveza, y la posibilidad, (gratis), de un tiro en la cabeza si intentábamos entrar en una sala reservada. El plan iba viento en popa a toda vela, hasta que intenté ir al aseo, esquivando chicos con el traje de su padre, el nudo de la corbata mal hecho, y exceso de alcohol en sangre. Para llegar al meadero, situado en la sala privada, tuve que explicarle a uno de los búlgaros que no pretendía colarme, solo orinar.

- No, no tengo entrada. Solo al aseo. Que yo hago pis y me vuelvo rápido. Sí, sí. Que se lo juro por mis muertos. Eso, feliz año para usted también.

Pero lo mejor de la noche estaba por llegar. A las cinco de la mañana, cuando todos estaban de capa caída, el Turi y su novia, me llamaron para invitarme a una fiesta de estudiantes franceses e italianos. Las cartas estaban echadas, y yo no podía perderme esa mano.

Al llegar, advertí que la proporción de gente que hablaba en cristiano era poca. Algunos directamente no hablaban, sino que dormían la mona tirados en un sillón. Me presentaron a Dominic, el que montaba el jolgorio en su casa. Por su aspecto, podría decirse que pertenecía a algún tipo de asociación antiglobalización. Barba de varios meses, gafas de pasta, y camiseta del revés para marcar estilo, según decía. Dudo que el pobre conociese a la mitad de las personas que estaban destrozando su casa. La verdad es que el destrozo y la mierda que había sí que eran globales.

Tras eso, una veintena de nombres en distintas lenguas y dialectos, y un par de free vodkas para empezar el año con resaca. Turi había bautizado a un italiano como Miguel, porque era incapaz de entender su nombre en una sala de baile, (habitación de baile), en la que nadie que tuviese aprecio a sus tímpanos bailaba. Miguel se perdió, o lo perdieron, eso importaba poco. Porque en Nochevieja todos estamos perdidos, se mire como se mire.

Lo importante es no perderse al volver a casa. Si dejas el vodka una hora antes de tomarte el chocolate con churros, bien. Si no, estás jodido. Los últimos avances científicos han demostrado que el vodka reacciona químicamente con el chocolate con churros. Chernobil no fue nada comparado a la explosión que puedes tener en el estómago.

Y el día uno de enero, a dormir hasta las seis de la tarde. Por cierto, felices Reyes Magos.