miércoles, noviembre 01, 2006

Pollo con almendras

El otro día cené en un restaurante asiático. Nótese que he escrito asiático, y no chino.
Ambos se diferencian, principalmente en la factura. Un restaurante chino deja de ser un chino cuando pagas más de veinte euros por cubierto. La decoración es más estilosa, saliéndose de lo que esperas encontrar en el típico chino, El Dragón Rojo.

El Dragón Rojo, (también puede llamarse La Gran Muralla), es la tasca oriental por excelencia. El equivalente a nuestro Bar Pepe. En Pepe´s despachan cafés y tortillas, y en el dragón rollitos y pollo frito. Al entrar en el bareto medio español, te invade un olor a café con leche o fritanga característico. En el chino medio no es el olfato, sino el gusto el que sale perjudicado. Y aquí quería llegar, queridos amigos. El postulado al que he llegado después de muchos experimentos, indigestiones y explosiones estomacales es: Toda la comida en un restaurante chino sabe a pollo con almendras.

Admítelo, los hechos lo demuestran. Prueba el próximo día el arroz con verduras, y me lo cuentas. ¿Cómo? ¿No sabías que las almendras son verduras? Mala suerte. Haberte decidido por el pato, que, sospechosamente, se parece mucho al pollo. Con almendras, naturalmente. Mi teoría es que los chinos utilizan la cadena de palabras “con almendras” para designar cualquier cosa, desde el cerdo agridulce hasta la sopa de pescado. Las bolitas de cerdo darían para una columna entera. Por ahora simplemente especulemos con la parte del cerdo de la que están hechas. ¿Qué parte del cerdo, o desecho producido por él, tiene forma de bolita? Enhorabuena, acabas de descubrir por qué tienen que quitarle el sabor original con una salsa dulce.

El espectáculo de un chino no es solo gastronómico. Mira a la mesa de al lado, y verás un tipo intentando comer con palillos delante de su ligue, dándoselas de entendido y pasando más hambre que Carpanta comiendo arroz grano a grano. Al cabo pasa a la ternera con gambas, y agarra un tenedor para saciar un estómago en rebeldía. El chico ha pedido sushi, y ella no se atreve a hincarle el diente. El por su parte está pensando en el shishi de ella, al salir del restaurante.

Teniendo lo anterior en cuenta, y sabiendo que me iban a clavar con la cuenta, yo pedí el plato 67, Pavo al lemon grass. Una traducción literal sugería un plato de ave con sabor a limón y con hierbas. Cuando me trajeron la cena era tarde para rectificar. Mi cerebro reordenó el nombre del plato intentando identificar lo que tenía delante. Al lemon grass. Al-lemon-grass. Al-lomen-drass. Al-men-drass. Pavo-con-almendras. Oh, mierda.


Y vosotros, ¿también disfrutáis de la cocina oriental?