domingo, abril 16, 2006

Dormir

Estrujandome el cerebro sobre un tema adecuado para esta columna , he hecho un listado de las cosas más significativas de la semana. Y tras descartar un montón de tonterías, banalidades y sin sentidos, me he quedado con algo que hace tiempo que no hacía: Dormir.

Sí, queridos lectores. Casi de un tirón. Dormir como una marmota, catorce horas. O como un lirón. Esos deben de ser bichos que duermen mucho, no he tenido el placer de conocer a ninguno en persona.
Debe de ser porque están todo el día sobando, o porque frecuentan otros bares distintos a los míos.

¿Cómo se consigue dormir tanto? La receta, aunque sorprendente, no deja de ser sencilla. Úsese como ingredientes unos amigos de vacaciones que dejaron la ciudad, ( y a ti en ella), o excesivamente trabajadores. Una programación de televisión vomitiva, y pocas ganas de leer después de que el protagonista del libro que acabas de finalizar terminase muerto y sin chica. Necesitaremos además una cama, sofá, silla, sillón o cualquier mueble con la extensión suficiente para aguantar el peso de culo y/o espalda. El Gusiluz o el osito de peluche es opcional, aunque lo recomiendo por mejorar la presentación final.

Venga, mañana me levanto a las siete y me pongo a hacer cosas. Aprovecho la mañana y a las doce tengo todo terminado.

Si cada vez que he pensado eso me hubiesen dado una moneda, Bill Gates sería un sucio pordiosero a mi lado. Mi fuerza de voluntad es muy parecida a la del oso perezoso, (nula), y suelo permanecer en el sobre ocho horas, hasta que me toca el biberón de Cola-Cao. Independientemente de la época del año, en mi casa sale el sol a las 11:55 a.m. Raro e inexplicable fenómeno.

Y si en lugar de acostarte a las cuatro de la mañana, lo haces a las nueve de la noche, tienes un montón de horas para soñar que vuelas, o que salvas el Mundo. Para mi es una rutina salvar la civilización, algo que hago casi cada noche en sueños. (Por el día la Policia no creo que me dejase llevar una pistola por ahí). Esta vez el planeta se ha salvado después de catorce horas de lucha constante contra malvados terroristas y Teletubbies alienígenas. Agotador esfuerzo.

Lo único que me mosquea es que después de matar al malo, sigo quedándome sin la chica. En mi propio sueño, que ya es decir.

¿Y vosotros, también dormís catorce horas salvando el Mundo?