viernes, septiembre 09, 2005

Y comienza el show!!


En eso que la gente llama “blogosfera”, abundan los blogs personales, una especie de diarios del siglo XXI. Como los diarios personales en papel, los de toda la vida, tienen una característica fundamental: No importan a nadie, excepto a quien lo escribe y, (quizá), a algún amigo suyo.

“Hoy me he levantado a las 7:30. Me he vestido, he bajado a la calle a Sansón para que hiciese pis, y he ido a la oficina. Por la tarde, he comido macarrones. Estaban muy ricos....”

El post, puede alargarse de esta manera hasta lo insufrible. Mierda, si entro en un blog, espero leer algo divertido, o por lo menos, interesante. En el lado opuesto, se sitúan los blogs incomprensibles, escritos por gente con diarrea mental y/o drogadictos con altas concentraciones de anfetamina en su cerebro.

“La brevedad del ente humano es tan solo una incongruencia en el Gran Orden de las Cosas, implicada por el raciocinio auto impuesto...”

Shit, otra vez: ¿Dónde narices esta la crucecita para cerrar la maldita ventana? Debajo del anuncio del Casino Virtual, cómo no.

Con la sana intención de evitar lo anterior, y por supuesto, de divertir al personal que pueda caer en esta página, nace “el amigo de un amigo”. Aquí no encontrarás la receta de la Eterna juventud, ni soluciones a tus problemas de ecuaciones diferenciales, ni tampoco fotos de tías en bolas. Tampoco de tíos en bolas. Quizás haya excepciones con lo penúltimo, pero no es esa la intención inicial. Dependerá sobre todo, de lo que demande el público. Y es en este punto donde entras en escena, querido lector. Si el post de cada semana te gusta, dímelo en un comentario. Si te parece una plasta, dímelo también. Y opina, discute con los demás, o pídeles el teléfono a las chicas que dejen una entrada. Yo pienso hacerlo. Me refiero a sólo a lo de discutir y opinar, claro.


Pero, ¿contestar a quien? Al ser el primer post, debería incluir una presentación del autor, (o sea, yo), que incluyese nombre, edad, ocupación, hobbies,... Estaría genial que tuviese nombre hebreo, y meter ahora un cita de Herman Melville: "Llamadme Ismael." Pero por desgracia, no me llamo Ismael, o puede que tu no hayas leído Moby Dick. Así que, simplemente, llamadme Asduril. Ya hablaremos de mi otro día. Y cuando os refiráis a mi, siempre podréis recurrir a, "...pues resulta que el amigo de un amigo..."